BUZZATI, Dino (2009) El Desierto de los Tártaros, Alianza Editorial, Madrid, 254 pp.
En muchas obras literarias del siglo XX la fortaleza ha sido la metáfora por excelencia de la soledad y del aislamiento del hombre contemporaneo. Cuando a esta imagen se junta la rigidez de las reglas militares y la dureza de la vida cotidiana en una fortaleza casi olvidada y que nadie lleva en serio, se obtiene una gran novela, la obra más célebre del autor italiano Dino Buzzati.
En el Desierto de los Tártaros, a través de la trayectoria de la vida de Giovanni Drogo, que fue destinado a la fortaleza de Bastioni para pasar apenas cuatro meses y acaba por permanecer allí por el resto de su vida se entrelazan los temas de la soledad, de la rutina, de la incomunicación de sus verdaderos deseos y temores, ni siquiera a la propia madre, la inadaptación (tanto la inicial a la vida del cuartel, a la privación de la libertad y de todo lo que antes le había gustado, como la posterior, cuando el protagonista regresa a su casa), la opción entre la monotonía que al mismo tiempo significa tranquilidad y seguridad y los sueños, las ambiciones, la libertad. Se coloca también la cuestión sobre la medida en que el propio hombre es responsable por sus escojas y fracasos.
Giovanni a lo largo de la novela se busca a si mismo, busca su lugar y su felicidad, pero no consigue encontrarlos porque prefiere o se le impone un camino duro, lleno de angustia e incoprensión, que lo acompañará durante toda su vida. Cuando después de cuatro años de servicio regresa a su ciudad nmatal, encuentra su cuarto en las mismas condiciones en que lo había dejado, pero nota cambios importantes en todas las personas que habían formado parte de su infancia y su juventud: sus hermanos se habían marchado de casa, su madre rezaba en la iglesia, sus amigos se casaron o siguieron las propias carreras, la joven de quien estaba enamorado de repente se vio muy fútil y distante y él se halla envuelto en su soledad, sus pensamientos y su mundo interior impenetrable como las murallas de la fortaleza militar.
Cuando está de nuevo entre los militares se siente viejo, superado, innecesario, y cuando finalmente comienza la guerra, él no tiene la oportunidad de disfrutarla como un soldado valiente, viéndose enfermo, decrépito y abandonado a su suerte, obligado a pasar sus últimos días en una posada desconocida, lejos de todos y de todo. Aún así, sonríe a las estrellas en su última noche, acreditando que dios va a perdonar las culpas de su conciencia no demasiado sobrecargada.
El punto más fuerte de la novela es justamente la descripción de los sentimientos del protagonista frente a la dureza e insensibilidad del mundo exterior, siendo el desierto, la lalnura y la fortaleza las mejores representaciones de la realidad contemporánea en que parecen haberse perdido la sensación de la importancia de los lazos humanos. Cuestionando las fronteras entre la fuerza y la fragilidad, el orgullo y la ambición por un lado y la humildad y la resignación por otro, esta novela revela lo imprescindible que es luchar, aceptarse a sí mismo y aceptar el mundo, avisa lo peligroso que puede ser el conformismo y lo difícil que es hacer las opciones correctas en la vida.
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