DOSTOYEVSKI, Fedor (2003), Memorias del Subsuelo, Editorial Juventud, Barcelona,179 pp.
Esperar de Dostoyevski un análisis profundo de los vicios, trastornos y las emociones más profundas y marcantes del alma humana es tan natural y común para quien está acostumbrado a leer sus grandes novelas como El crimen y el Castigo, Los Hermanos Karamazov u otras, siendo sus Memorias del Subsuelo su antecedente más importante.
En esta narración breve ya se empiezan a notar los temas y preocupaciones que el novelista ruso iría a desarrollar a lo largo de toda su creación literaria: el libre albedrío, la existencia del mal y sus raíces, la culpa del hombre, la denuncia de los trastornos psicológicos de la gente etc.
La primera parte, con el título "El Subsuelo" consiste en once capítulos breves en que el narrador de la historia, un antiguo funcionario público que se dimitió porque era grosero y antipático con todos, hipocondríaco y desilusionado de la vida, se dirige a un público imaginario, tratándolo por "señores". A lo largo de los capítulos iniciales discute tanto las cuestiones filosóficas (la razón y el libre albedrío, la voluntad, el carácter humano, haciendo un "ajuste de cuentas" con el racionalismo iluminista y con el utilitarismo burgués), como despliega ante los ojos de sus observadores invisibles toda una serie de defectos humanos (la hipocrecía, la vanidad y la debilidad de los que no tienen la autoestima suficiente), debatiendo también el papel del sufrimiento y de la felicidad en la vida humana y en la formación del carácter de las personas. En la primera mitad de su obra, Dostoyevski aprovecha la oportunidad de reflexionar sobre la literatura y la crítica literaria, dando su opinión sobre Nekrasov, Gógol y otros autores de su época, tal como para concentrar-se (no sin ironía) en los conceptos de lo bello y lo sublime, muy discutidos y abordados por los filósofos románticos alemanes, desde Kant até Schelling e Fichte, embora não mencione os seus nomes. Definiendo el romántico russo, el autor lo cualifica como un hombre inteligente, que aún así puede ser el mayor de los canallas, y por eso se distingue del romántico alemán o francés. tocando en este asunto, discute también la especificidad del "alma rusa", concepto que fue muy popular durante el siglo XIX.
En esta parte el narrador puede perecer cínico, a veces demasiado directo, otras veces irónico, pero con todas estas tácticas, traza lo que posteriormente en la teoría literaria se llamaria de "antihéroe", personaje principal negativo sin cualesquiera escrúpulos, que pretende presentar el mundo como un sitio hostil e injusto para vivirse en él.
La segunda unidad del libro, con el título "A Propósito del Aguanieve", también dividida en once capítulos breves, presenta ya la degradación total del narrador, que en su subsuelo se acuerda de un episodio de su juventud, con un hombre llamado Zverkov, su humillación, muchas injusticias, la crueldad humana y el desinterés por el prójimo.
Lo más impactante en esta parte de la obra es la construcción del personaje de Lisa, una joven de veinte años, que huye de su familia paterna por determinadas divergencias y termina en el subsuelo, pensando en seguir su propio camino.
Por momentos hasta parece que en el narrador se despiertan algunas características buenas, porque inicialmente siente compasión por Lisa, advirtiéndola a los peligros, la desonestidad y la miseria que la esperan en el mundo de la prostutución (además de la degradación de su juventud y belleza física, las enfermedades, ella debería enfrentar-se con la violencia, el desprecio, los malos tratos por parte de todos: desde su propia patrona hasta los clientes, la borracchera, el camino de la perddición absoluta).
Conforme se llega al final de esta obra literaria, se ve que la intención del narrador no era la de hacer que Lisa recapacitara y que volviera a la casa paterna, porque será él mismo que la deshonraría. Su afirmación que "no puede ser bueno" ya en las páginas finales del libro pone ante el lector la cuestión si el mal es innato o si se ouede combatir, si el libre albedrío del hombre, de permanecer malo hasta el último momento es tan grande y tan fuerte que nada ni nadie lo puede influir o cambiar, y eso da un carácter todavía más profundo al modo de pensar dostoyevskiano.
A pesar de su tono bastante negativo, a pesar de presentar una irreparable degradación del ser humano, las Memorias del Subsuelo es un libro que vale la pena leer porque toca en los asuntos universales y siempre actuales que no se refieren solo al hombre ruso de los finales del siglo XIX, sino que siguen interesando e intrigando al público lector del mundo entero, con su profundidad de reflexiones y un excelente estilo en que está escrito.
En esta parte el narrador puede perecer cínico, a veces demasiado directo, otras veces irónico, pero con todas estas tácticas, traza lo que posteriormente en la teoría literaria se llamaria de "antihéroe", personaje principal negativo sin cualesquiera escrúpulos, que pretende presentar el mundo como un sitio hostil e injusto para vivirse en él.
La segunda unidad del libro, con el título "A Propósito del Aguanieve", también dividida en once capítulos breves, presenta ya la degradación total del narrador, que en su subsuelo se acuerda de un episodio de su juventud, con un hombre llamado Zverkov, su humillación, muchas injusticias, la crueldad humana y el desinterés por el prójimo.
Lo más impactante en esta parte de la obra es la construcción del personaje de Lisa, una joven de veinte años, que huye de su familia paterna por determinadas divergencias y termina en el subsuelo, pensando en seguir su propio camino.
Por momentos hasta parece que en el narrador se despiertan algunas características buenas, porque inicialmente siente compasión por Lisa, advirtiéndola a los peligros, la desonestidad y la miseria que la esperan en el mundo de la prostutución (además de la degradación de su juventud y belleza física, las enfermedades, ella debería enfrentar-se con la violencia, el desprecio, los malos tratos por parte de todos: desde su propia patrona hasta los clientes, la borracchera, el camino de la perddición absoluta).
Conforme se llega al final de esta obra literaria, se ve que la intención del narrador no era la de hacer que Lisa recapacitara y que volviera a la casa paterna, porque será él mismo que la deshonraría. Su afirmación que "no puede ser bueno" ya en las páginas finales del libro pone ante el lector la cuestión si el mal es innato o si se ouede combatir, si el libre albedrío del hombre, de permanecer malo hasta el último momento es tan grande y tan fuerte que nada ni nadie lo puede influir o cambiar, y eso da un carácter todavía más profundo al modo de pensar dostoyevskiano.
A pesar de su tono bastante negativo, a pesar de presentar una irreparable degradación del ser humano, las Memorias del Subsuelo es un libro que vale la pena leer porque toca en los asuntos universales y siempre actuales que no se refieren solo al hombre ruso de los finales del siglo XIX, sino que siguen interesando e intrigando al público lector del mundo entero, con su profundidad de reflexiones y un excelente estilo en que está escrito.
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